martes, 26 de enero de 2010

HABIA UNA VEZ UNA COSTUMBRE… tantas que se perdieron

Un refresco de siempre
Bota Beatle


Pájaro Loco. WL

Maquinita
Repasando momentos juveniles de nuestra vida, la memoria nos trae al presente aquellas épocas de la institucional radio Spica a transistores, que nos informaba y acompañaba en el Estadio, escuchando los relatos de Carlos Solé o Heber Pinto a puro gol o porque no, los programas de la Nueva 8 –así se llamaba Radio Sarandí- “Beatlemanía”, “Constelación” o C X 36, Radio Centenario, “La Cinta de Oro”, por nombrar algunos; de los pantalones Oxford, de las minifaldas, de las botitas “beatle” con elástico o con cierre –que no se encontraban por ningún lado- salvo haciendo un viaje cruzando el charco o en una antigua zapatería de la calle Cerrito casi Colón de la ciudad vieja, que las hacía a medida; de los futbolitos, de las grandes salas con cine baby (Tom y Jerry, El Pájaro Loco) y matiné de cinco o seis películas de “cowboy”, cómicas o de misterio, con el aperitivo de varios cortos o las costumbres uruguayas en forma de noticiero (Noticias Uruguayas); de las maquinitas “flippers” (uy, me acuerdo de una muy remota de caballitos, que estaba bárbara, donde rotaban seis figuras de equinos por orden de llegada y por puntos), de la riquísima Bilz-Sinalco o de la reina de las gaseosas: Limol, de los álbumes de figuritas, comenzando por el más clásico, el de los chocolatines Aguila, pasando por Donald Campeón, Los Trico y Los Peña o las selladas de Londres ’66, de las chapitas deportivas con imágenes grabadas de los jugadores del momento o de las bolitas con fotos futboleras, del algodón saborizado que se te pegaba en las manos, pero ¡¡qué rico!!..., de Glostora –el fijador líquido- y de la gomina Brancato –una especie de gelatina espesa para el cabello- de Untisal para los golpes, de los candes Astra, de los cigarrillos Oxibitué (negros, finitos, infumables), de los viejos vinilos -discos en 78, 45, 33 rpm- de los LP… de las muñecas Duquesita, de el hula hoop el aro que hacíamos circular en la cintura que fomentaba la actividad física, de El Banquero, de El Mecano, el rey de los juegos para armar, de el trompo, yo-yo, el balero… y deberíamos seguir… en una lista interminable.



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