domingo, 11 de septiembre de 2011

FERNANDO DE MADARIAGA: EL ARTE DE CANTAR E INTERPRETAR

El canto es una forma de utilizar la voz, exigiendo una función especial de los órganos de la formación, en relación con la sensibilidad auditiva. Se aprende a cantar imponiéndose una gimnasia vocal, controlando los músculos que intervienen en la producción de los sonidos, la respiración, y más. Es por ello que no cualquiera logra ser cantante, y menos interpretar, pues son dos cosas distintas. Pues, nada vale que la voz sea hermosa y con buena emisión, porque si la interpretación es floja, no produce en el auditor ninguna emoción. Interpretar es sentir lo que se dice en ese momento, hacer propio el sentimiento, es cantar con el corazón. En ese renglón, citemos a Fernando De Madariaga, un exponente que disfruta del difícil arte de cantar e interpretar. Con más de cuarenta y tantos años ininterrumpidos de shows, grabaciones, y de fuertes éxitos por América Latina, debido a la calidad de sus temas melodiosos. En Palermo, popular barrio porteño, de elegantes viviendas y calles arboladas, donde aún se respiran aires de tango, nació Fernando De Madariaga, bajo el nombre de Mario Maudino. De Madariaga se inició en 1967 con su verdadero nombre, Mario Maudino. Algunos lo llamaban “el porteño” –más que nada en el interior de Argentina- y la mayoría lo anunciaba como “el Tom Jones argentino”. Exactamente en 1970 adoptó el seudónimo con el que ha trabajado hasta ahora, realizando sus primeros registros en los estudios de grabación. Se comenzó a conocer de manera masiva debido a sus himnos, ganadores de sendos discos de oro y platino: “Adiós, hoy sobran las palabras”, en 1974; luego con “Una sonrisa, una lágrima” y “Búscame, llámame”, en 1975; y “Por mañana, por después”, en 1976.

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