

Se llamaron William Hanna y Joseph Barbera y juntos fueron dinamita en la invención de verdaderas fantasías del ayer. Ellos, trazaban a mano cada uno de los cuadros, con imágenes que se superponían en lazo cerrado, repitiéndose una y otra vez dando lugar a magistrales dibujos animados. Manifestaron una técnica excepcional otorgando una vida casi real a cada serie. Fueron únicos como caricaturistas, productores, guionistas y empresarios, edificando H-B Enterprises y luego Hanna-Barbera Productions, una gigantesca y acaudalada compañía fundada en 1944, que se convirtió en líder absoluta del sector, con participación de más de ochocientos empleados, en el 3400 de Cahuenga Blvd. en West Hollywood, California; durando sesenta años la sociedad. Sus cortos obtuvieron fama y prestigio hasta el día de hoy y continúan dando vuelta al mundo, traducidos en veinte idiomas, para el beneplácito de nuevas generaciones, hecho que demuestra calidad de ícono en la materia.
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